Te has propuesto que hoy va a ser un día distinto. Estás contenta porque, han pasado las horas, y has sonreído, has creado sueños, has estallado en carcajadas...
Pero sólo hace falta un segundo, un maldito segundo, para que ese nudo de tu estómago vuelva a enredarse.
Vuelves a casa, cansada pero orgullosa de ti misma, y el chico que está sentado a tu lado en el autobús descuelga el teléfono...
- ¡Hola mamá! Llego a casa en diez minutos.
"Cómo se parece esa voz a la de...", piensas para tus adentros. Y es justo en ese instante en el que tu maravilloso plan se rompe en pedazos.
Cuando tratamos de auto-engañarnos i pensamos que algo está superado...
ResponderEliminarsolo hace falta una chispa para activar la dinamita que ahi estaba durante todo el tiempo