miércoles, 5 de junio de 2013

Tú y yo (o el poder de la imaginación en una noche de insomnio).


Tú y yo paseamos a Beatle los domingos por una calle peatonal. Tú y yo comemos helado de chocolate blanco con galletas (también las tardes de invierno en el sofá, ésas en las que no sabemos si sería mejor un maratón de Friends o ver por séptima vez La delicadeza en versión original).


Tú hojeas una revista de actualidad sobre la (des) honradez de los políticos y la (in)seguridad laboral en las fábricas textiles de Bangladesh. Yo te insisto sin cesar para que leas por fin una novela de Ray Loriga. Tú y yo viajamos a Buenos Aires, a Casablanca y a Copenhague (porque a ti y a mí, ya sabes, no nos gusta el Caribe…). Tú y yo no dormimos nunca la siesta, pero a menudo deshacemos la cama.

Tú crees que deberíamos aprender chino. Yo te pregunto por qué no cenamos arroz tres delicias y nos olvidamos de hablar por esta noche. Tú y yo no tomamos café más tarde de las cinco. Tú y yo odiamos a los fumadores (a los de puros con más fuerza que a ninguno) que nos echan el humo en la cara.

Tú detestas bailar, pero resucitas a Fred Astaire si bebes dos cervezas y suena Cyndi Lauper. Yo te arrastro a los conciertos de Marwan y Quique González (y aunque no te das cuenta, te veo cantar de reojo). Tú y yo confiamos en que “los buenos somos más, aunque los malos hagan mucho ruido”. Tú y yo compramos manzanas y pimientos ecológicos, porque tú siempre has sido muy verde y los dos somos bastante ro… Roncas, sí, tú roncas, y yo escribo sobre tú y yo, que nunca seremos nosotros.

Tú y yo, que somos las personas indicadas en un momento equivocado. Pero... "Incluso en los momentos más inesperados, cualquier cosa es posible...".